viernes, 23 de enero de 2009

AYACUCHO

El cielo de Ayacucho no tiene semejante, ni por color, ni por los paisajes celestiales de sus peculiares nubes.

Luego de algunos años al retornar a esta ciudad, y encontrara un pueblo lleno de vida, en donde su gente ha logrado reencontrase con sus tradiciones, y con un ritmo de vida pujante.

Caminar por sus calles, para alguien que vive en una ciudad cosmopolita, es retroceder en el tiempo, tomar contacto con costumbres auténticas, y sentir que ellos han logrado cruzar un puente, de la desesperación y tal vez sin esperanzas de futuro, para hoy estar en plena brega por un mundo mejor, que quiere ser mostrado al mundo.


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